1. OBRAS PÚBLICAS:
Además de la red viaria han quedado en Navarra restos de algunas obras públicas significativas tales como la explotación minera y la hidráulica. Sobre la explotación minera conocemos las minas de cobre de Lanz, con la construcción de numerosas galerías de perfil ovoide, habiéndose hallado dentro de algunos restos de lucernas del siglo I. También cerca de Arizkun quedan restos de una gran explotación de mineral de hierro, y según la tradición popular, se ha extraído oro, aunque el escaso rendimiento obligó a su abandono. Finalmente se ha podido localizar una explotación minera en Eslava.
En cuanto a los restos de ingeniería hidráulica romana, hay que citar el acueducto de Alcanadre, Lodosa, hecho para el aprovisionamiento de agua a Calagurris. Se halla situado entre las provincias de Logroño y Navarra, constituyendo el límite entre ambas. Cruza el Ebro y a ambas márgenes se han podido descubrir restos de la conducción de varios kilómetros. Se trata de una conducción a cielo abierto que recoge el agua procedente de los ríos Odrón y Linares.
También se ha descubierto el sistema de abastecimiento de agua a la ciudad de Andelos, habiéndose localizado la presa, un depósito regulador, el trazado del acueducto y el Castellum aquae o centro distribuidor.
2. MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS:
2.1. Escultura.
Se conservan dos piezas de mármol hallados en Navarra de escultura provincial culta, lo que supone la existencia de unos talleres, no muy lejanos, posiblemente en Caesaraugusta, y una organización social que podía absorber estos productos. Los dos restos escultóricos proceden de zonas diferentes y fueron hechos, sin duda, con diversa finalidad.
Por una parte esta el hallazgo, que aunque fragmentado parece ser que es una representación de la diosa Artemisa-Diana de Sangüesa, que debió ocupar algún lugar público, posiblemente de culto, y por otra, el hallazgo de Santa Cara, que se trata de una muestra característica del retrato romano. La Artemisa de Sangüesa conserva solamente la parte superior del cuerpo. La figura aparece vistiendo chitón con paños no excesivamente cuidados resueltos por el sistema de incisión en cuña. Comparándola con toda una serie de Artemisas conocidas, parece ser que pertenece al tipo de cherchel, del siglo IV a. de C., claro está que la de la Sangüesa sería una copia romana del siglo II d. De C.
En cuanto al resto escultórico de Santacara, se trata de una cabeza, retrato de varón en mármol blanco, de labra cuidadosa. Tanto por su arte, como por su técnica puede situarse a mediados del siglo II, época del mayor apogeo de la ejecución del retrato romano.
La escultura romana en bronce está representada por escasos ejemplares, si bien alguno de ellos presenta un interés poco común. Dos de las piezas fueron halladas en Pamplona, a finales del siglo pasado, habiendo desaparecido en la actualidad. Gracias a las publicaciones de la Comisión de Monumentos, han llegado hasta nosotros las fotografías y podemos por ello reconocer y estudiar esta forma de representación artística romana.
Estas dos piezas son una cabeza con una diadema, posiblemente representando a una diosa y una gran figura de togado, de tamaño natural. Esta figura se halló casi completa, sólo carente de la cabeza y con la indumentaria casi deteriorada. Viste túnica larga hasta los pies, cubierta por una toga que recoge sobre el brazo izquierdo doblado. El brazo derecho aparece extendido.
El resto de los hallazgos escultóricos de bronce se reducen a una gran mano hallada también en Pamplona y dos pequeñas figuras: un sátiro escanciando vino de un odre y un Mercurio.
2.2. Elementos decorativos de la epigrafía.
Una de las manifestaciones de la romanización en Navarra viene dada por la epigrafía. En numerosas ocasiones estos restos epigráficos presentan abundante decoración. Dentro de la epigrafía las estelas funerarias son las que se encuentran más ricamente decoradas, y en segundo lugar las aras o altares votivos. Estos ejemplares presentan por lo general relieve muy bajo, asociado con la incisión, que en algunas piezas constituye, el procedimiento técnico primordial. Resalta la predilección hacia el dibujo que relaciona más esta técnica con la tradición céltica que con la escultura romana.
Los motivos iconográficos más comunes son los derivados del carácter de casa que tiene la estela, los de carácter funerario: ápteras, coronas, retrato del difunto, banquete funerario, etc y finalmente símbolos astrales: soles crecientes, estrellas, rosetas, esvásticas. Caracteriza a esta manifestación artística un primitivismo evidente, con una orientación hacia lo esquemático y expresionista. Es indudable que gran parte de los elementos formales que encontramos responden a la tradición indígena sobre la que la romanización jugó un papel decisivo.
2. 3. Mosaicos
En Navarra han sido muy numerosos los hallazgos de mosaicos de época romana. El mosaico fue un complemento importante, así como la pintura, de la arquitectura romana, que a veces se valía de materiales pobres en su ejecución, consiguiendo con el revestimiento del suelo y paredes una riqueza y belleza notables.
Los restos de pavimentos hallados en Navarra corresponden a 3 épocas diferentes:
De la primera época de influencia romana y fechables en el siglo I a d.C., se han hallado pavimientos de opus signinum en Pamplona, Cascante y Andelos, lo que nos demuestra hasta que punto se adoptaron los modos de vida romanos en una época muy temprana.
Otro grupo de pavimentos corresponde ya al tipo de opus tesselatum, que se puede fechar en el siglo II, del que son característicos los hallazgos de representación de murallas, Teseo etc de Pamplona, así como un importante grupo de Liédena, predominan la coloración de blanco y negro.
Finalmente una serie de pavimentos polícromos con abigarrada decoración, los hallamos en las villas del siglo IV, tales como Liédena, Villafranca y El Ramalete (Tudela).
Mosaicos de la Villa de las Musas de Arellano
Se trata de uno de los tres mosaicos de la denominada Villa de las Musas de Arellano, el mayor de ellos, datado del siglo VI d.C. y el único que todavía permanecía en el lugar original en el que fue descubierto en 1996. Los otros dos han tenido destinos muy diferentes. El bautizado como «mosaico de las Musas», de enorme valor artístico, se conserva en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid, mientras que el tercero de ellos, del que sólo se conserva algo menos de la mitad de la superficie original, está almacenado en unas dependencias pertenecientes a la Institución Príncipe de Viana.
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