TEMA 3.1.
Parte para aclarar en último aspecto: DESEQUILIBRIOS REGIONALES
Los desequilibrios económicos regionales
en el estado español se han ido fraguando a lo largo de la Edad Contemporánea;
no se pueden atribuir únicamente a factores históricos, aunque éstos
contribuyan a estas diferencias. Una de las características del sistema español
es el desarrollo
económico desigual, visible en la desigualdad entre la zona
litoral y la interior.
Esto se puede ligar a la
industrialización y al proceso de terciarización de la sociedad y economía española. A
lo largo del Siglo XIX, la Cornisa cantábrica fue
favorecida por la existencia del carbón en Asturias y el hierro vasco, que
servía para intercambio en los fletes por carbón inglés. Esto permitirá el
desarrollo industrial de estas regiones españolas. Cataluña aprovechó
la expansión industrial, del textil, en particular, como principal motor de su
desarrollo regional. En ambos casos (Cataluña y País Vasco) la presencia de un
grupo social dinámico como el burgués favoreció el progreso económico. El otro
gran foco de poder económico estuvo representado en Madrid. La
capitalidad del Estado español servirá de motor económico desde la llegada de
la dinastía borbónica.
Por el contrario, el interior peninsular, las dos Castillas, Aragón o Extremadura no alcanzan un desarrollo industrial ni económico por lo seguirán dependiendo de una agricultura o ganadería casi de subsistencia. Todo ello marca las desigualdades económicas entre las regiones de España, que serán crecientes posteriormente.
TEMA 3.3. AUGE Y ABOLICIÓN DE LA ESCLAVITUD
- Auge de la esclavitud decimonónica (vinculada al boom del azúcar en Cuba)
- Formación de capitales vinculados al auge de la esclavitud, y su relación con el desarrollo industrial en España (principalmente en Cataluña)
- El largo camino hacia la abolición (debate político sobre la abolición durante la segunda mitad del siglo XIX; Ley Moret, Patronato, abolición 1886)
A. AUGE DE LA ESCLAVITUD DECIMONÓNICA
La revolución de los esclavos iniciada en Haití en 1791, lejos de ser un impedimiento para la extensión de la consolidación de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico, fue un acicate, pues dejaba fuera la competencia de la antigua colonia francesa de Saint-Domingue.
En el siglo XIX se asentaron los fundamentos de la nueva plantación asociada a las emergentes sociedades capitalistas e industriales. Cuba y Puerto Rico contaban con con las condiciones idóneas para el establecimiento de este sistema: disponía de una provisión abundante de esclavos, mercados exteriores sin trabas, importación de tecnología, tierras vírgenes escasamente pobladas con abundancia de agua, así como capitales acumulados que se invirtieron en la adaptación de los ingenios azucareros a las nuevas características de la producción.
El azúcar, antes un producto de lujo, se convirtió en un artículo de consumo masivo con un precio accesible para la mayoría de la población. Pronto se insertó en una cadena de consumo mundial que integraba fases y procesos en geografías distantes: se cultivaba y transformaba en jugo de azúcar cristalizado por esclavos en Cuba y Puerto Rico, y las refinerías terminaban el producto empleando mano asalariada en EEUU o Inglaterra.
La plantación era la unidad productiva especializada en el cultivo de este artículo y su procesamiento. Desde los inicios tendió a formar latifundios y fue contando con un creciente número de mano de obra forzada. Los ingenios azucareros contaban con cerca de 70 esclavos a fines de 1800 y en 1870 llegaban a los 500. Los altos índices de masculinidad (más del 300%) impedían la reproducción natural y obligaban a un constante flujo procedente de África.
De los 50.000 esclavos existentes en Cuba en 1790 se pasó a 239.00 en 1817, alcanzando el máximo en 1841 con 436.000 cautivos. El número disminuyó en 1860 a 350.000. En 1877 quedaban 200.000. En 1886 quedaban 25.000 personas en cautividad. En Cuba llegó a suponer el 43% de la población. En Puerto Rico la escalvitud no llegó nunca a representar más del 12% de la población. Las condiciones eran terribles y según testimonios de la época cada año moría de media la séptima parte de los esclavos llegados.
B. FORMACIÓN DE CAPITALES VINCULADOS AL AUGE DE LA ESCLAVITUD Y SU RELACIÓN CON EL DESARROLLO INDUSTRIAL EN ESPAÑA
El comercio transatlántico de africanos esclavizados fue una actividad económica altamente rentable en la que participaron muchos españoles, especialmente durante los dos primeros tercios del siglo xix. Una actividad que ofreció altas tasas de rentabilidad en los últimos años de su fase legal (del 81,9 por 100) y algo más altas aun en los primeros años tras su ilegalización (del 123,7 por 100). Los indicios recogidos apuntan a que la ilegalización de la trata provocó un aumento tendencial de las ganancias de las expediciones, básicamente porque el precio de los cautivos en África se mantuvo bajo mientras subía notablemente el precio de los esclavos en Cuba.
Dichos beneficios económicos se repartieron entre todos aquellos que participaron en la trata: armadores, inversores, capitanes, oficiales, marineros, consignatarios, vendedores, funcionarios... Su implicación en el comercio de esclavos permitió a muchos individuos conseguir sus primeros caudales, con los que pudieron luego emprender su carrera empresarial en otros negocios. Como revelan los ejemplos analizados, en la España peninsular este fenómeno afectó, sobre todo, a las principales ciudades, las cuales se beneficiaron de la inversión de unos capitales acumulados previamente en la trata africana. Es más, dicho comercio ilegal de africanos esclavizados estuvo detrás de algunas de las principales fortunas de la España del siglo xix.
Ejemplo de ello es el capitán negrero Antonio Vinent, que tras hacer fortuna con la organización de expediciones negreras, llegó a Madrid en 1864, se convirtió en senador vitalicio y fue nombrado por Isabel II marqués de Vinent. En 1871 fue uno de los fundadores del Banco de Castilla y, más adelante, del Banco Hispano Colonial.
Otros, como Antonio López, futuro marqués de Comillas, atendían a los alijos de tierra, es decir, recibía a los cautivos africanos que descarbaban clandestinamente en la región oriental de Cuba diferentes buques negreros y los trasladaban a la región occidental vendiéndose con grandes ganancias. Tras más de diez años en Cuba, Antonio López se instaló en Barcelona en 1855 y creó la firma Antonio López y Compañía, la mayor compañía naviera española, además de diferentes sociedades financieras. En 1881 fue el primer presidente de la primera multinacional española, la Compañía General de Tabacos de Filipinas. Al morir dejó una de las mayores fortunas de Cataluña y un importante patrimonio inmobiliario en Barcelona.
C. EL LARGO CAMINO HACIA LA ABOLICIÓN
En 1865 la presión de Estados Unidos, en el contexto de la guerra civil y de las medidas abolicionistas adoptadas por Washington se hizo notar en el gobierno español. El embajador en aquel país recomendó la abolición inmediata y en Madrid surgió una Sociedad Abolicionista.
En 1865 el ministro de Ultramar Antonio Cánovas del Castilló promulgó un decreto sobre la extinción de la trata que, prácticamente, no tuvo consecuencias. Los reformistas cubanos, ante el temor de que se impusiera un plan abolicionista radical por parte del gobierno, fijaron una serie de condiciones conducentes a una abolición gradual e indemnizada.
Las juntas revolucionarias de 1868 incluyeron entre sus peticiones la abolición de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico. SIn embargo, esta encontró dos obstáculos. Por un lado, la oposición de los dirigentes progresistas, que no deseaban introducir reformas en la estructura social de España y sus colonias. Por otro, la posición de la Unión Liberal, que deseaba atraer las simpatías de los propietarios de las colonias.
En 1868 estalló en Cuba un movimiento armado que reclamaba la independencia. Entre sus reivindicaciones iniciales no se encontraba la de la abolición de la esclavitud, pero la creencia de que había de producirse de manera inminente, hizo que la incluyeran. El movimiento independentista desató en la Habana y en todo el occidente esclavista de la isla una reacción integrista-española opuesta a cualquier cambio político o social. Los integristas crearon una milicia, el Cuerpo de Voluntarios, y supieron imponer sus intereses al gobierno español empleando todos sus medios financieros, sus contactos, la acción política y la propaganda.
En 1870 Segismundo Moret, ministro de Ultramar, elaboró una Ley Preparatorio de la abolición de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico, aprobada el 23 de junio de 1870 entre grandes discusiones. En 1870 la Ley declaraba los vientres libres desde el 23 de junio de 1870 e instituía un patronato para los menores, declaraba libres a los nacidos desde el 17 de septiembre de 1868, previa indemnización a los dueños y concedía la libertad a los mayores de 60 años. Desde ese momento, la esclavitud dejó de hallar en la procreación un medio de reproducrise y el número de esclavos fue reduciéndose.
Las presiones de los hacendistas cubanos fueron decisivas en las circunstancias que rodearon al asesinato de Prim y en la abdicación de Amadeo de Saboya. Aunque la I República adoptó la causa abolicionista como un símbolo del cambio político, la llegada de los borbones, con Cánovas del Castillo, hizo que los intereses de los hacendistas cubanos volvieran a imponerse. En 1878 mediante el Pacto del Zanjón, el general Arsenio Martínez Campos puso fin a la guerra de Cuba, pero su petición de reformas en la isla, en aras de conservar la provincia, le costaron el puesto.
En 1880 la Ley de abolición de la esclavitud de 13 de febrero daba lugar a un patronato de 8 años. La extinción gradual por cuartas partes se haría por edades, de mayor a menor edad, desde el quinto año. Los patronos conservaban facultades coercitivas y disciplinarias. En 1883 se suprimió el cepo y el grillete como castigos corporales característicos del patronato. Sin embargo, la principal causa por la que se dejó de ser esclavo fue la defunción. En 1886 se extinguió el patronato en España y dos años después, lo hizo en Brasil.
La adaptación al empleo de trabajo libre fue rápida, gracias a la llegada de un numeroso contingente inmigrante español y a la adopción de modernos equipos industriales.
CONCLUSIÓN
Se cerraban cuatro siglos de esclavitud negra en América. Quedaba en América una herencia de segregación y una cultura de racismo que llevaría tiempo superar. En España se daban pasos rápidos hacia el olvido.
TEMA 6.1. Internacionalización de la Guerra Civil